La neuralgia del trigémino se produce más a menudo en personas mayores de 50 años, pero puede producirse a cualquier edad. El trastorno es más común en mujeres que en hombres. Existe alguna evidencia de que el trastorno es hereditario, tal vez debido a un patrón heredado de formación de vasos sanguíneos.
La neuralgia del trigémino está caracterizada por un
dolor punzante intenso y súbito del tipo de shock eléctrico que afecta a la
zona inervada por el nervio trigémino, por lo que típicamente se siente de un
lado de la mandíbula o la mejilla. El dolor puede producirse en ambos lados de
la cara, aunque no al mismo tiempo. Los ataques de dolor, que generalmente
duran de 1 segundo a 2 minutos, se repiten con las mismas características en cada
paciente y pueden repetirse en sucesión rápida, vienen y se van a lo
largo del día. Estos episodios pueden durar días, semanas o meses por vez
y luego desaparecen durante meses o años. En los días previos a que
comience un episodio, algunos pacientes pueden experimentar una sensación de
cosquilleo o entumecimiento o un dolor algo persistente y constante.
Los fogonazos intensos de dolor pueden desencadenarse
por vibración o contacto con la mejilla (como al afeitarse, lavarse la cara, o
colocarse el maquillaje), cepillarse los dientes, comer, beber, hablar, o estar
expuesto al viento. El dolor puede afectar una pequeña área de la cara o
puede diseminarse. Los ataques de dolor raramente se producen en la
noche, cuando el paciente duerme.
Se considera que los pacientes tienen neuralgia del
trigémino Tipo 1 si más del 50 por ciento del dolor que sienten es súbito,
intermitente, agudo y punzante o del tipo de shock. Estos pacientes
también pueden tener alguna sensación de ardor. La neuralgia del trigémino
Tipo 2 implica dolor que es constante, persistente o quemante más del 50 por
ciento del tiempo.
La neuralgia del trigémino se tipifica por ataques que
se detienen durante un período de tiempo y luego regresan. A menudo los
ataques empeoran con el tiempo, con períodos libres de dolor más breves y más
infrecuentes antes de que se reanuden. El trastorno no es fatal, pero
puede ser debilitante. Debido a la intensidad del dolor, algunos
pacientes evitan las actividades diarias porque temen un ataque inminente.
El diagnóstico es clínico, en base a la historia clínica y una exploración detallada que permita identificar claramente el tipo de dolor y la inexistencia de otras causas.
Para descartar otras posibles causas de dolor facial puede ser necesario hacer radiografías, resonancia nuclear magnética o angiografías.
La evolución depende de si existe alguna enfermedad asociada, en cuyo caso depende de la evolución de esta enfermedad, o sin ninguna otra enfermedad asociada (las llamadas neuralgias del trigémino idiopáticas) en las que, tras los brotes iniciales, suele haber remisiones que duran meses o años, pero con el tiempo, los episodios de dolor suelen hacerse más frecuentes y duraderos.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario